La metodología de trabajo en AHOZABAL ZENTRUA, para el tratamiento del TDAH se desarrolla en distintas etapas:
Evaluación: La evaluación del TDAH requiere de la coordinación entre diferentes profesionales y de la obtención de información a través de diversas fuentes provenientes del ámbito familiar, escolar y médico. La comorbilidad tan alta con otras dificultades y trastornos, así como la no existencia de una prueba única que permita por si sola la obtención de un diagnóstico claro y fiable, hace que resulte necesaria la evaluación global de diversas dimensiones y un estudio minucioso de la sintomatología presente en cada caso.
Diagnóstico: El correcto diagnóstico del TDAH se ha de realizar a partir de los 6 años de edad. Un diagnostico precoz del trastorno y las necesidades que se deriven de este, favorecen un adecuado desarrollo integral del niño en todo su entorno.
Orientación: El conocimiento en profundidad del trastorno y las necesidades del niño favorecen la relación en el entorno familiar, escolar y social. El acompañamiento a los padres a lo largo de la vida del niño suponen un punto de apoyo en el que sentirse arropados por profesionales expertos en el TDAH.
Intervención: Teniendo en cuenta la evaluación de las dificultades y necesidades del niño se realiza la elaboración de un plan de intervención en el que se traten los aspectos conductuales, emocionales, afectivos, académicos y cognitivos. El plan de intervención busca reducir lo máximo posible la sintomatología disfuncional presente en el TDAH, dotar al niño de herramientas funcionales para hacer frente a las dificultades de la vida cotidiana, prevenir y evitar situaciones de frustración ante tareas escolares y fracaso escolar, y promover y mejorar el desarrollo personal, familiar y social.
Escuela de Padres: Es un recurso de apoyo a las familias que favorece la relación, comunicación e interacción entre los familiares de niños con TDAH. Este espacio posibilita a las familias ampliar conocimientos sobre el trastorno, intercambiar experiencias, ofrecer herramientas útiles para el desarrollo de su papel educador y socializador, obtener pautas saludables de dinámicas familiares promoviendo la participación familiar en el tratamiento y nutrirse de experiencias positivas.