Psicomotricidad

La psicomotricidad es entendida como la conexión entre lo psíquico (emocional y cognitivo) con el aspecto motriz, otorgando especial importancia al movimiento para el desarrollo del psiquismo infantil y para la construcción de su esquema e imagen corporal y a partir de ahí, alcanzar su desarrollo integral, adquisición de habilidades y destrezas para la autonomía, aprendizajes y relación social.

 

Parte de la persona, en relación a su cuerpo, a su entorno, a las personas con las que se relaciona, a la capacidad de acción. Todo lo que vivimos, sentimos, percibimos, hacemos, se traduce en una organización mental que va permitiendo nuestra maduración neurológica y desarrollo motor, afectivo emocional y mental.

 

Este proceso sucede desde el juego, la acción y el movimiento a la generalización del pensamiento, desde sus acciones, sensaciones y emociones a la construcción de esquemas mentales que favorecen su equilibrio y maduración emocional y por lo tanto la capacidad de autoconocimiento y comprensión de lo que le rodea.

“Creer en el niño es en primer lugar, ofrecerle el afecto, la ternura y un marco de acción lo más regular posible, con el fin de apoyar un sentimiento de seguridad para el desarrollo de todas sus funciones”

(Bernard Aucouturier)

PRINCIPIOS

 

La práctica psicomotriz se fundamenta en estos cuatro principios:

 

– El niño como eje central de su propio aprendizaje, guía del juego partiendo de su deseo espontáneo. (en los casos de niños con mayor afectación es importante la observación exhaustiva para poder atender a ese interés otorgándole significado y juego).

– Globalidad, considerándolo un ser global (cognitivo – intelectual, emocional, social y motriz). Suma de estructuras motrices, cognitivas, emocionales y dimensiones que van a ofrecer al niño poder acceder a la comunicación, a la creación y a la formación del pensamiento operatorio.

Motivación y actividad significativa para el niño.

– El terapeuta es el mediador que le ayudará a alcanzar su desarrollo potencial, siendo al mismo tiempo compañero simbólico de juego, con capacidad de empatía tónica y ofreciéndole seguridad y acogimiento durante el mismo.

 

LA SALA DE JUEGO

 

La sala es un lugar especial, donde se le permite al niño SER. A través de sus acciones, motivaciones y juego libre va a ir comprendiéndose y comprendiendo el mundo que le rodea, favoreciendo su desarrollo armónico y equilibrio emocional así como la posibilidad de expresar su mundo interior y ser protagonista de su propia historia.